Una serie atípica que transmite mensajes inesperados

Yo me puse a ver Schitt's Creek (de los productores Not a Real Company Productions, CBC y Pop Media Group) porque una antigua compañera del instituto había colgado numerosas recomendaciones en redes sociales. La verdad es que al principio me resultó algo extraña, casi incómoda, y, tardé en darme cuenta de por qué era así. Los personajes hablaban inglés con un acento que yo reconocía como más o menos el mío, pero no era exactamente igual. Además, esta comedia no llevaba ni música de fondo ni risa "enlatada", por lo que había momentos que destacaban por el silencio. Al final me enteré de que no se trataba de una producción estadounidense, sino de una canadiense.

Para muchos, parecerá que no hay gran diferencia entre una cultura y otra, pero para mí esta serie muestra lo mejor de esos vecinos al norte. Schitt's Creek es novedosa, abierta, cariñosa, y se expresa de manera más sutil a lo que estamos acostumbrados de EE.UU. En las producciones estadounidenses de tintes feministas, a menudo los mensajes se transmiten de una forma mucho más in your face, con personajes llamativos y traumatizados que dan explicaciones directas y verbales de por qué se busca la igualdad de género, o de por qué hay que ser inclusivos, por ejemplo. 

Es cierto que, en este caso, hay personajes exagerados, estrafalarios y todo lo curiosos que quieras. Sin embargo, cuando se trata de los temas de género, puede haber situaciones confusas, pero éstas se resuelven de una manera tranquila. Quizás sorprendente, pero tranquila. Es más, en el pueblo ficticio de Schitt's Creek, sencillamente no existe la homofobia. Que algún personaje que otro sea de la comunidad LGTBI+ puede llamar la atención en un momento dado, pero a nadie le molesta.

Parodian ciertos estereotipos, pero éstos están más asociados con el/la nouveau riche hollywoodiense, el paleto del pueblo, el perroflauta, la diva o el espíritu libre, que únicamente relacionados con el sexo/género. Es decir, los personajes que se muestran inútiles claramente lo son, no por su sexo, sino por su falta de formación y de interés. Por otra parte, habitualmente hay escenas en donde los estereotipos de género "tradicionales" están cambiados, pero llaman la atención, porque las presentan con una naturalidad divertida y amable.

A lo largo de la serie, se observa cómo los personajes protagonistas van cambiando a través de su experiencia "como pez fuera del agua", y da gusto verlo. Empiezan como una familia rica estereotipada y odiosa [sí, al principio resultan tremendamente irritantes], y poco a poco, a través de muchos contratiempos y bastante esfuerzo, cada miembro de la familia crece a su manera, hasta lograr salir de ese papel inicial tan limitado y tan poco realista para el resto del mundo. Se van alejando de esos estereotipos parodiados, y adoptando roles más saludables - física, intelectual y psíquicamente - y más satisfactorios emocionalmente. Y no es necesario que lo digan de forma explícita, porque nos lo llevan enseñando a medida que les hemos ido cogiendo cariño. Es una pequeña joya, especialmente para un público con ganas de una comedia atípica y cariñosa, que se ríe de si misma, y nos da un merecido descanso de los pesados estereotipos de género.

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