La propia imagen y los estereotipos

Para este ejercicio, he decidido no meterme con los anuncios que sexualizan a las mujeres (vendan perfumes o automatismos para las puertas), porque me parecen de lo más obvios. En su lugar, he elegido el anuncio de Finish Abrillantador (el número 15 en la lista de reproducción de 71 de Malas Prácticas. Observatorio Andaluz de la Publicidad No Sexista).

En este caso concreto, el anuncio va dirigido al público que vaya a comprar los productos de limpieza para el hogar y, específicamente, quién vaya a poner/vaciar el lavavajillas. Se trata de un producto especial que hay que añadir a cada lavado - aparte del detergente para el lavavajillas - para conseguir un mejor secado y abrillantado. 

Quedan claros un par de estereotipos de género. Primero, está la mujer desamparada y preocupada por el funcionamiento del lavavajillas [la damisela en apuros]. Segundo, está el hombre experto, técnico del lavavajillas, al que evidentemente ha llamado ella porque el aparato no parece funcionar a la perfección [el príncipe azul]. 

Hay varias cosas que me llaman la atención, empezando por el hecho de que sea una mujer la persona que pide ayuda. Es más, a ella se la ve guapa e impecable, dentro de una cocina igualmente impecable y luminosa. Opino que esto es para animar a las mujeres a comprar el producto, porque si una mujer tan bella y maja lo compra, pues más razón aún. Luego, está el hecho de que el técnico sea hombre, que para colmo explica que no le pasa nada al lavavajillas, sino que hay que añadir dicho producto al lavado para que funcione mejor. Para mí, el anuncio combina la idealización de la mujer/madre/ama de casa que se ve incapaz de resolver una duda (que para ella supone un problema) y el mansplaining realizado y que resuelve la duda (o el problema). Además, cuando el técnico se agacha/arrodilla, aunque sea para echar el producto al lavavajillas, me recuerda a dos imágenes: una petición de mano como de príncipe a damisela, o un ejemplo de cuando un@ adult@ habla con un@ niñ@ para explicarle algo a la cara. De cualquier manera, me resulta de lo más condescendiente. Y que la mujer le pida disculpas al lavavajillas al final del anuncio, hasta abrazando o acariciándolo, da cierta grima.

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