Reflexión: ¿Cómo creo que puedo llevar la coeducación a mi práctica personal o profesional?

Esta pregunta me hace pensar en mi familia, en cómo yo quiero tratarla y en las esperanzas que tengo para ella. Soy feminista porque aún estamos lejos de conseguir la igualdad y la equidad real de género. Pero por esta misma razón, a veces me siento motivada a actuar de una forma que no me gusta nada, porque veo que es una forma que refleja nuestra sociedad patriarcal y el machismo correspondiente. Soy perfectamente consciente de ello. Me preocupa el bienestar de mi hija y, conociendo el mundo que la rodea, muchas veces tengo ganas de decirle que sea cuidadosa y observadora de su entorno, que vigile lo que beba, que no se fíe, que lleve algo encima que pueda usar [como arma] para protegerse, que no camine sola de noche...es decir, que haga todo lo posible por evitar convertirse en víctima. Como si fuera de alguna manera responsable, o incluso en control, de lo que otra persona le pudiera hacer.

Rehúso esta mentalidad, pero la noto presente. ¿Desde cuándo nos empeñamos en enseñar a nuestras hijas a no convertirse en víctimas? Y peor aún, ¿Desde cuándo culpamos a las víctimas? Supongo que en realidad son preguntas retóricas y que tampoco se trata de "desde cuándo", sino de "cómo es posible que". Y creo que la respuesta se encuentra no sólo en la coeducación formal en el colegio. Es algo tan arraigado en nuestra sociedad que requeriría de un esfuerzo monumental desde cada familia y cada hogar. Pero también creo que hay una población no pequeña que se aferra a este tipo de mentalidad y, que es en parte gracias a ella que nos cuesta tanto deshacernos de ella.

Hace décadas, las mujeres conseguimos acceder al mundo público del trabajo remunerado, pero los varones no han accedido de las misma manera - ni con las mismas ganas - al entorno privado. Y aunque de algunas maneras se han relajado, siguen prevaleciendo muchos estereotipos de género. Claramente ni sirve ni basta con enseñar a algunas a evitar ser agredidas [incluso suena absurdo decirlo así]. De entrada y desde muy jóvenes, hay que trabajar a fondo los conceptos del respeto, el consentimiento y el diálogo, la inclusión y la igualdad. Por otra parte, hay que trabajar el lenguaje que utilizamos, que también viene fuertemente marcado. Se trata de un empeño descomunal, pero necesario, si queremos conseguir un mundo más equitativo.

Entonces, volviendo a la pregunta de cómo creo que puedo llevar la coeducación a mi práctica personal o profesional, sin duda tendré que ampliar mi alcance de actuación. Probablemente empiece por hablar con el colegio sobre algunos puntos del código de vestimenta, que se basan en unas ideas anticuadas y machistas que sólo sirven para reforzar los estereotipos y restar la responsabilidad de sus acciones a los alumnos varones. Para que haya un cambio de verdad, allí ya no podremos tolerar más "así son los chicos".

Comentarios

  1. Gracias por compartir, Rachel. Acerca de la reflexión sobre enseñar a tu hija a cuidarse en la calle o en los espacios públicos, recuerdo un taller donde fue muy significativo compartir cómo cada una y cada uno ha aprendido o desarrollado estrategias para cuidarse, para transitar con seguridad. Teníamos puntos en común, otros distintos, pero compartíamos que, sin renunciar a esos cuidados, la problemática era más compleja: la violencia y los estereotipos de género. Sin duda este es un buen tema para dialogar, uno de los retos para lograr la igualdad. Como tú dices, ¡es necesario seguir promoviendo cambios de verdad!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Reflexión: Redibujar el futuro

Contra-anuncio